jueves, 10 de junio de 2021

El deporte de alto rendimiento y la formación de valores

  El deporte es un espectáculo público y es, sin dudas, una de las manifestaciones de la cultura que mayor arraigo tiene en la población; en este sentido es una de las actividades de masas más importantes de la actualidad, de las que mayor cantidad de personas reúne en una instalación y es la preferida por una gran parte de la población independientemente del país donde vive, su nivel escolar o su religión. Esto es así porque la calidad estética de las actividades deportivas ha ido en aumento lo que le ha permitido adueñarse del protagonismo en los medios de comunicación masiva gracias, entre otras cosas, a la espectacularidad de las marcas mundiales, a la belleza de los movimientos que se ejecutan durante el desarrollo de la función deportiva y a la funcionalidad de las instalaciones modernas.

    La gran cantidad de artículos especializados o periodísticos que ven la luz en las miles de revistas y otras publicaciones que circulan por todos los países del mundo y las innumerables horas de transmisión televisiva que pueden observarse desde cualquier continente son ejemplos, más que fehacientes, del nivel que el deporte ha alcanzado como espectáculo. Por ejemplo, la calidad de las transmisiones televisivas, debido a la aplicación de los últimos adelantos de la tecnología, permite que todos observemos las mejores competencias del mundo y que lo hagamos de una forma, tan detallada y bella, que nos motive a continuar viendo las siguientes.

    Toda esta situación es posible debido a que el deporte de alto rendimiento, sus competencias, records y exhibiciones se han convertido en una característica de la vida del mundo actual. La mayoría de los habitantes del planeta gustan de ver su deporte preferido ya sea desde la propia instalación o desde el televisor que tiene en la sala de su casa.

El deporte de alto rendimiento no es saludable, lo dice Rafael Nadal

 

La situación no es la misma cuando la vemos desde otro ángulo o sea desde el punto de vista de los deportistas de alto rendimiento que dedican toda su vida a la preparación deportiva y a la competencia y que, por ello, están sometidos a intensas sobrecargas deportivas o sufrimientos personales, dicho en el tono más real posible. El deportista de alto rendimiento tiene que sacrificarse, diariamente, en pos de alcanzar un resultado, una medalla, una marca y a ello dedica los mejores años de su juventud y las mejores capacidades de su organismo. Recibe las cargas de entrenamiento, las lesiones, las privaciones, los golpes, las críticas y los elogios con su mejor disposición porque su meta final, su objetivo, es el resultado deportivo y hacía él están encaminados sus esfuerzos.

    Pero nadie nace deportista de alto rendimiento. Es reconocido el hecho de que existen muchas condiciones sociales y económicas que marcan el surgimiento de grupos de atletas así como que éstos se hacen por los efectos de años de entrenamiento y competencias. No obstante, se nace con ciertas características naturales que cuando son debidamente trabajadas y guiadas pueden dar lugar a la formación de un atleta de nivel mundial. Por ello, otra particularidad del deporte actual es la búsqueda de jóvenes talentos, con capacidades y aptitudes suficientes, para que sean las canteras, o sea, el relevo de los deportistas de alto rendimiento. Pero esta búsqueda no se hace desordenadamente y según el criterio personal de los entrenadores sino que se realiza cumpliendo una serie de requisitos técnicos y metodológicos que garanticen un buen resultado y le dan carácter científico a la misma.

    Detectar estos niños y jóvenes con talento para el deporte, o sea formar nuestras reservas deportivas, se ha convertido, hoy en día, en una de las tareas de mayor responsabilidad para nosotros porque es la que garantiza el futuro del deporte en las instituciones y en los países a que pertenecen. Poseer una buena reserva deportiva es garantía de calidad actual y de un futuro competitivo superior.

alto rendimiento | Cenit Psicólogos Moratalaz

 

 

    Para nosotros, una de las tareas indispensables en la elaboración, ejecución y control de los programas de entrenamiento de todos los deportes es tener en cuenta el proceso de formación de valores de los atletas. Esto es así porque, como hemos planteado, el deportista es un artista que tiene fama y seguidores y por tanto debe ser un ejemplo dentro y fuera del terreno de competencias. Por este motivo se dedican múltiples estudios y trabajos científicos a la formación de valores en los deportistas y este aspecto ha alcanzado una gran importancia en la actualidad. Nuestro propósito, por tanto, es el de aportar algunas ideas sobre este tema, ideas que sean de utilidad para los entrenadores sin pretender proponer recetas porque esta labor no admite recetas de ninguna índole; solamente brindamos ideas que pueden servir de punto de partida para el trabajo en la preparación de atletas.

    En este sentido, la formación de valores de los deportistas es un reto que todos debemos afrontar, iniciando por el atleta y su entrenador y continuando con la familia, la escuela y la sociedad en sentido general. Hay que tener en cuenta que, hoy en día, el proceso de formación de los atletas adquiere otras dimensiones por cuanto el proceso de la globalización con su consecuencia de internacionalización deportiva, unido a las crisis económicas, está influyendo sobre las vidas de los atletas, particularmente sobre los que pertenecen a países subdesarrollados. A esta globalización inevitable se unen las transformaciones que se producen por los avances de la ciencia y la técnica así como los cambios en las relaciones económicas globales que dan lugar a modificaciones significativas en el sistema de valores sociales e individuales.

En la actualidad hay que renovar algunos de los conceptos sobre la preparación de nuestros atletas. Hay que pensar en que la formación de valores se debe integrar, como un elemento fundamental, a la preparación deportiva de nuestros alumnos, y debe determinar en la evaluación del aspecto educativo. En este sentido, el trabajo conjunto con la escuela, la familia y todo lo que rodea al atleta es un elemento muy importante.

    Los entrenadores deberán planificar un grupo de actividades que permitan la inclusión de influencias educativas que actúen sobre los atletas. Las reuniones con los padres y con los otros profesores, los paseos en grupos, las visitas a museos y lugares de interés, la observación de juegos, fiestas, celebraciones de cumpleaños, análisis de calificaciones y otras, pueden ser marcos idóneos para la realización del trabajo en la formación de valores.

    Otro aspecto que merece nuestro análisis es el referido a los principios del entrenamiento deportivo. Hoy en día hay que tener en cuenta el nacimiento de un nuevo e indiscutible principio que se refiere a la unión entre la calidad deportiva y la integralidad de los atletas a partir de un adecuado y sistemático trabajo en la formación de sus valores. No puede existir un buen atleta con deficiencias como persona; no habrá un buen atleta si no tiene, primero que todo, valores que lo hagan acreedor del respeto y la admiración de todos. Esto es así porque los atletas, mientras mejor preparados estén desde el punto de vista educativo, mucho mejor serán en su desempeño atlético.

 

 Deportes De Alto Rendimiento"

    Debemos contar con atletas disciplinados y puntuales, con alto sentido del compañerismo y del trabajo en equipo. No deseamos atletas envueltos en broncas masivas en las que, lejos de ganar, todos perdemos. No podemos convivir con atletas deshonestos o que no aprueben las asignaturas en las escuelas donde cursen sus estudios.

    Nuestros atletas no deben presentar deficiencias de expresión oral o escrita, ni de estudio individual y mucho menos en sus normas de educación. Tienen que conocer cuestiones fundamentales sobre el arte y sus diferentes manifestaciones, especialmente el arte cubano con sus características principales.

Hay que estimular la identidad, el sentido de pertenencia y el deseo de vencer, hay que mover los sentimientos en función de las metas deportivas y hacer comprender a los alumnos que, en el sacrificio, está el triunfo. Esto es trabajar, desde el punto de vista práctico, en la formación de valores dentro del ámbito deportivo.

    El entrenador debe estimular a los atletas a hacer sus propias valoraciones sobre los diferentes aspectos de la vida diaria y sobre la realidad que los rodea y debe, sobre todo, respetar sus criterios. Debe lograr un clima adecuado dentro de su equipo y tratar a todos por igual, sin preferencias y dándole participación a los atletas en los temas que tengan que ver con el desempeño del equipo. El entrenador debe ser un ejemplo ante sus alumnos, dentro y fuera del terreno, debe ser una fuente inagotable de valores y su conducta social debe ser la mejor; así mismo debe respetar a todos los atletas, árbitros y directivos y debe lograr que la ética deportiva esté presente en sus entrenamientos y, sobre todo, en su comportamiento en las competencias, ejerciendo, en todo momento, una influencia significativa sobre la conducta de los atletas.

    Finalmente, el entrenador debe contar con la preparación, tanto teórica como práctica, necesarias para enfrentar el reto de la formación de valores en los atletas, debe irradiar un espíritu de superación constante sobre sus alumnos para que ellos comprendan la importancia de la actualización y ésta sea una de las premisas de su conducta presente y futura. Los entrenadores no deben conformarse con una titulación porque eso les limitaría en el alcance de sus conocimientos; por eso si son técnicos medios o habilitados deben aspirar a la licenciatura para continuar la maestría o el doctorado. Mientras más conocimientos posea un entrenador, mucho mejor será su labor técnica y educativa y eso es a lo que todos aspiramos, a tener entrenadores deportivos de elevado nivel y preparación tanto teórica como práctica.

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